Estudio Revela que Existe un Mayor Riesgo de ictus temprano en personas con tipo de sangre A
- 12 dic
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Los adultos entre 18 y 59 años, que pueden estar trabajando, estudiando o criando familias, están experimentando cada vez más eventos neurológicos repentinos conocidos como ictus isquémicos de inicio temprano. Estos eventos ocurren cuando un coágulo de sangre bloquea una arteria que alimenta el cerebro, y sin sangre fresca y rica en oxígeno, las células cerebrales mueren rápidamente.
Buscando respuestas a por qué estos ictus ocurren en individuos más jóvenes, un equipo de científicos dirigido por la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (UMSOM) llevó a cabo un gran metanálisis y un estudio de asociación de genoma completo (GWAS). El equipo comparó aproximadamente 16,730 adultos que habían sufrido un ictus isquémico de inicio temprano con casi 600,000 adultos que no lo habían tenido.
El escaneo del genoma reveló una fuerte asociación agrupada en torno a una región: el gen ABO, el gen que ayuda a determinar los tipos de sangre A, B, AB u O. Esta conexión genética sugiere que la genética relacionada con la coagulación tiene una influencia más fuerte en los ictus que ocurren antes en la vida adulta en comparación con aquellos que ocurren a edades más avanzadas. La asociación del tipo de sangre con el ictus de inicio tardío (después de los 60 años) resultó ser mucho más débil.
Los patrones genéticos y de tipo de sangre del mundo real apuntan a subgrupos específicos que afectan el riesgo. Los individuos con el subgrupo de sangre A1 estuvieron ligados a un aumento de aproximadamente el 16 por ciento en las probabilidades de sufrir un ictus temprano. Por el contrario, aquellos con el subgrupo de sangre O1 se vincularon con un efecto protector, mostrando una reducción de aproximadamente el 12 por ciento en las probabilidades de ictus temprano.
El gen ABO hace más que establecer letras en los glóbulos rojos; también ayuda a establecer los niveles de proteínas relacionadas con la coagulación, específicamente el factor de von Willebrand y el factor VIII. Las personas con tipos de sangre no O tienden a tener niveles más altos de estas proteínas, y el subgrupo A1 generalmente se sitúa cerca del extremo superior de ese rango, lo que puede hacer que la formación de coágulos sea más probable. Los investigadores sospechan que el mecanismo que impulsa estos ictus tempranos está relacionado principalmente con problemas de coagulación sanguínea, a diferencia de los ictus en adultos mayores, que a menudo son causados por el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis).
Si bien los hallazgos son importantes y sorprendentes, los expertos destacan que el riesgo adicional conferido por el tipo de sangre es pequeño en general. La abrumadora mayoría de los ictus, alrededor de tres de cada cuatro, todavía ocurren en personas de 65 años o más. Los factores de riesgo establecidos como la presión arterial, el tabaquismo, la diabetes, los niveles de colesterol no saludables y los hábitos de estilo de vida siguen siendo mucho más influyentes.
Estos hallazgos se suman al conocimiento actual sobre los factores de riesgo no modificables para el ictus, incluyendo el tipo de sangre de una persona. Hasta que futuras investigaciones, que deben incluir poblaciones más diversas, aclaren los vínculos biológicos precisos, los expertos enfatizan la priorización de la prevención tradicional del ictus: mantener una dieta equilibrada, mantenerse físicamente activo y someterse a chequeos médicos regulares. Esto ayudará a comprender mejor la fuerza de esta asociación en diferentes razas y etnias.
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